viernes, 18 de septiembre de 2009

MAX RUFUS MOSLEY. LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE.

En el tiempo que llevo como aficionado al mundo del motor deportivo nunca he sido testigo de algo tan “delirante” como lo hechos del último mes en la Formula 1.

Al tratarse de una opinión personal estoy sujeto a un posible error en mis opiniones. No obstante creo que no. Me avala la historia y la poca credibilidad del máximo mandatario de la FIA.



La labor de Max Mosley está llena de contradicciones. De idas y venidas en el mundo del motor, y especialmente en su trayectoria al frente de la FIA.

Quien desde final de los 70 obtuvo el rango de Presidente, y con casi 30 años de vida por este estamento , solo tiene en su haber “el Acuerdo de la Concordia” que otorgaba a la FISA (Jean Marie Balestre) el control de la reglamentación, y a la FOCA (Bernie Ecclestone) el de los Derechos Televisivos y Promoción. El mismo fue consensuado por primera vez en 1981 y además establecía el reparto de los ingresos entre los equipos participantes, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y Bernie Ecclestone, jefe comercial de la Fórmula 1.

El resto, un recorrido lleno de altibajos profesionales y una más que discutible vida privada, impropia de un Presidente que recibe de todos y ordena y juzga la conducta de quien le apetece en los distintos campeonatos adscritos a la Federación.

En mi tierra valenciana el Sr. Mosley nunca sería el ninot indultado. La “plantá” y “cremá” de una falla, que tiene su origen en la quema de desechos de los talleres de carpintería adaptados a la figuración satírica de un hecho social censurable, es la mejor analogía para el más criticado de la Formula 1.

Nada me sorprende puesto que todos se reparten el pastel conjuntamente. En este sentido su labor es impecable y por ello quien se coloca en la vía de su recorrido es apartado cual animal que molesta, y la mayoría de las veces de forma injusta.

La forzada huida de Flavio Briatore y de Pat Saymons, a lomos de Renault, son la forma más inequívoca de comprobar como Max no se ha ido ni presumiblemente se vaya después de que expedito haya quedado su camino.

No quiero extenderme demasiado. Ni soy un perpetuo amante de Flavio, en el terreno deportivo, ni tampoco una persona que olvida el pasado, moralmente denigrante, de quien, en virtud de sus poderes, utiliza metafóricamente la “guillotina”. La historia de la F1 este año se escribe con letras que no figuran en la gramática de idioma alguno.

Para los “intocables” de la parcialidad solo unos cuantos recuerdos. Os podeis dar una ligera idea de cuantas veces se falseó una carrera entre Michael Schumacher y Rubens Barrichello, y/o Kimi Raikkonen con Felipe Massa?. Fue justa la conducta de Timo Glock al otorgarle a Lewis el título con una más que discutible maniobra?. Es un ejemplo de lo que nunca alcanzó la utilización del mismo látigo que aparece en las escenas privadas del video de Max en sus inclinaciones personales.

Este hombre no puede ni debe tener capacidad para decidir absolutamente nada que afecte a la vida profesional y particular del resto de los humanos, porque estará viciada de origen. Y si es preciso sus compañeros de reparto ocupen una parcela para ser ironizados en el mismo lugar que él. En otra circunstancia lo mejor será considerar a este deporte como la lucha libre americana, es decir pactada con anterioridad y objeto de las risas de los espectadores. Si Nelsinho Piquet es capaz de arriesgar su vida para una posible victoria del equipo, quiere decir que hay que cerrar la puerta de todos, por acción y/omisión, pero Mosley el primero. De dirigentes es obligación no esperar un año para investigar a golpe de la venganza de Nelson Piquet. Una historia más para ver que el vicio oculto, pero conocido, es la madre de los que nos obsequian cada 15 días con el espectáculo, ahora, más irritante.


Saludos.

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